Qué poco se habla de morir y sin embargo es un trance por el que todas las personas hemos de pasar, tarde o temprano. Conforme va llegando la edad, la enfermedad o ambas, se siente que va a haber un punto de no retorno dónde ya nada será posible y entran las ganas de apurar la vida que aún quede al máximo.

Aunque también hay personas que se sientan a esperar con una actitud de indefensión y de haberse rendido ante lo inevitable y ya nada les sabe a nada y lo que antes les gustaba. Ahora les produce una gran apatía, parece que todo en el mundo se haya vuelto incoloro sinsabor e insípido y ya sólo quede esperar a que la señora de la guadaña venga a llevárselos de éste mundo.

Sería bueno poder plantarle cara a ésta situación y darle la vuelta y pensar que día que pasa no vuelve y como no podía ser de otra manera centrarnos en el momento presente el aquí y ahora y extraerle todo su significado Y Cuándo llegue ese momento que nos encuentre plenos, de Amor de sentido de coraje y de vitalidad.

Y si la enfermedad nos impide hacer muchas de las cosas que nos gustaría, Por lo menos las que aún podemos hacer disfrutémoslas al máximo. despidámonos de la vida con la máxima dignidad y desapego Y que la paz nos acompañe hasta el último aliento.