Hay algo que siempre me entusiasma y es aprender algo nuevo. A veces se trata de nuevas palabras, otras veces de repente me encuentro con una persona y me habla de alguna disciplina que practica y acabo interesándome tanto que lo comienzo a practicar yo también. Eso me pasó con la bio danza.

Yo le llamo la danza de la vida ya que nos conecta con el movimiento genuino de nuestros primeros años de vida, cuando aún nadie nos los había costado ni censurado ni juzgado. Donde aún el cuerpo se movía libremente, dónde no había que guardar las formas ni tener buenos modales. Os animo a conocer esta “casi” diría terapia del movimiento, las emociones, el contacto de las miradas de tantas y tantas cosas.

Ahí sí que hay un buen aprendizaje. Otras veces de repente aparece algo por ejemplo en Tik Tok donde enseña a hacer algo. Hoy fue bailar flamenco, mañana puede ser hacer una tarta, lo que sea. El aprender cosas nuevas nos mantiene vivos despiertos e ilusionados. Y si seguimos practicando y conseguimos dominar eso que nos ha llamado la atención al final nos sentiremos muy orgullosos.

No olvidemos qué la práctica hace al maestro. Siempre que algo nos sorprenda para bien y tengamos ganas de aprenderlo hagámoslo. No nos dejemos vencer por los miedos a no saber. Paso a paso nos iremos viendo más diestros si perseveramos lo suficiente y ponemos empeño e ilusión en ello. Todo aprendizaje requiere un esfuerzo pero también conlleva implícita una compensación  en forma de satisfacción por el trabajo bien hecho.

Tengamos la suficiente paciencia para que la recompensa llegue, ya que tarde o temprano ese momento llegará. Pero no lo hagamos buscando solamente un resultado final, disfrutemos de todo el proceso, démonos premios por cada pequeño triunfo y nunca nunca perdamos la ilusión de iniciar nuevos aprendizajes.