Acabo de ver una película, no importa el título que trataba de éste importante tema. Aún cuando los recuerdos ya dejaban paso a una zozobra indeterminada, dónde la realidad y la fantasía significaban lo mismo. Ese maravilloso sentimiento permanecía intacto nada importaba qué cada miembro de la pareja hubieran tenido sus respectivas familias.

Qué toda una vida hubiese transcurrido sin buscarse, por falta de tiempo u ocasión. Pero en el atardecer de la vida cuándo sólo lo importante cobra relevancia. Ahí es cuando esa persona que nunca quisimos olvidar aparece en un primer plano en nuestra memoria. Y es tan fuerte el recuerdo que hay que hacer algo con él. Antes de que muera en el olvido y ya sea demasiado tarde.

Por fin la encuentras, la reconoces a pesar de las arrugas que surcan su rostro su mirada sigue siendo la misma y nos retrotrae a ese bello tiempo dónde no existimos más que nosotros. Y a pesar de todas las actuales circunstancias vemos que nos seguimos viendo en la luz de los ojos del otro y percibimos esa maravillosa oportunidad de seguir queriéndono

Hasta el último aliento hasta el último vestigio de nuestra memoria. La vida nos brinda ésta última oportunidad y es preciso agarrarla con uñas y dientes y no volverla dejar escapar. El primer Amor está aquí de nuevo y con más fuerza qué nunca quiere expresarse en toda su inmensidad. Cada instante cuenta. Cada caricia cada gesto. Hasta que un día no sepamos quienes somos pero sepamos que nos queremos.