En una ocasión vino a terapia una persona que  necesitaba de vez en cuando vestirse con ropa y complementos maquillaje… de Mujer. Él en su vida cotidiana, Se presentaba y se sentía hombre pero poder travestirse le hacía sentirse libre y mejor con él mismo.

 A veces lo había hecho en la calle, pero debido a la gran incomprensión intolerancia y agresividad de algunas personas que no le supieron respetar, llegó incluso a tener qué salir corriendo y a temer por su integridad, por todo ello buscó un espacio donde se podía sentir seguro a mí lado sabiendo que no iba a ser juzgado y muchísimo menos agredido y dónde podía expresarse con total libertad. 

El encontrarse tranquilo hizo que pudiera experimentar el placer de SER como necesitaba y expresarse de forma totalmente libre, para paso a paso ir haciéndolo en otros lugares, una sala de un amigo y otros lugares dónde también se sentía a salvo, aunque le costaba mostrarse todavía a sus seres más allegados hijos, hermanos y demás familia.

No debía hacer falta encontrar ningún lugar seguro si todos los lugares lo fueran y cada persona pudiera expresarse cómo fuera sin tener que contentar a nadie y pudiendo ser uno mismo.