El  exterior no depende de ti, el interior sí.

Si a menudo pierdes el control de tus impulsos, si crees que lo que quieren es fastidiarte, si piensas que nadie se pone en tu lugar.

Si te sientes sobrecargado, que tienes demasiadas obligaciones, que no tienes tiempo para nada…

Y encima te vienen con gilipolleces o a tocarte las narices, si sientes que vas a explotar…

En ocasiones las circunstancias que nos tocan vivir no son las más agradables, nos encontramos irritables, enfadados, o vemos que a cualquier pequeño estímulo perdemos los papeles.

Cuando sentimos que la situación nos está sobrepasando y estamos al límite.

Es muy fácil que nos comportemos de manera adecuada, a no ser que nos conozcamos muy bien a nosotros mismos y sepamos que tecla tocar para que la situación no se nos vaya de las manos.

Para estas situaciones te mostraré un sistema de siete pasos que va a hacer que no pierdas el control.

¿Qué puedo hacer si estoy a punto de perderlo?

1- manifestar malestar.

2- no me tomo lo que me están diciendo como algo personal.

3- Actúo con calma y tranquilidad (respiro hondo tres veces).

4- no entro en su juego, no actúo como la otra persona.

5- identifico mis sensaciones corporales, las hago conscientes y me doy cuenta de cómo me están afectando.

6- controlo mi reacción, mi enfado y mis formas.

7- pregunto de buenas formas que está pasando para que se dirijan a mí de esta manera y empatizo con la otra parte.

Una vez que he seguido estos siete pasos, veo como me recupero mi control emocional y puede salir de ese estado de agitación que me estaba alterando.

Puedo controlar lo que depende de mí, mis reacciones, aunque lo que pase fuera, no sea de mi agrado y me enfade.

“Que tu autocontrol sea tu compañero de viaje”