¿Hasta dónde una emoción es racional o irracional?

La rabia. el miedo, la tristeza, la alegría el asco, la preocupación, la incertidumbre, la duda, el Amor… .Todo ello independientemente de lo que haya detrás, de lo que haya provocado que esa emoción se desate y se convierta en un sentimiento.

Creo que estas emociones tienen que ver más con el corazón y menos con el intelecto. En una primera instancia podría ser algo controlable y por tanto racional, pero cuando llega a un grado mayor de intensidad, se convierten en algo que no es tan fácil gestionar.

Es algo muy sabio, estar atentos a las señales que nos transmite el cuerpo, este nunca miente y nos puede prevenir de una reacción desmesurada que nos reporte un daño a nosotros mismos, a otras personas o incluso a nuestro entorno. Sepamos escuchar los síntomas corporales: Sudor frío, temblor de manos y piernas, escalofríos, tensión en la mandíbula, mariposas o cosquilleo en el estómago, sensación de ahogo, o nudo en la garganta (Bolo histérico) que impide tragar y muchos otros más.

Todo ello nos ayudará a un mayor auto conocimiento y crecimiento personal. Por otro lado las emociones hacen que nos sintamos vivos y que la vida merezca la pena, pero me gusta más decir que merezca  la alegría de ser vivida. Las emociones que calificamos cómo negativas. siempre nos van a traer consigo un aprendizaje, ya que en las épocas que se nos antojan más difíciles, es cuándo más aprendemos.

Y si, las emociones son positivas, aunque en el fondo todo es neutro. Dediquémonos a disfrutarlas al máximo sin dejar de celebrar nada que sea importante para nosotros/as. Hay personas que por su condición, discapacidad, trastorno mental… no pueden expresar lo que sienten. Su expresión siempre es la misma, apenas cambia, su sonrisa es perpetua o inexistente.

No sabemos que emoción están sintiendo. Aprovechemos que nosotros si podemos expresarlas para hacerlo. Siempre que con ello no dañemos  nada ni  a nadie. Qué difícil es en ocasiones ponerle nombre a eso que estamos sintiendo, pero dotarles de un nombre nos clarificará y nos ayudará a entenderlo mejor.

De esta forma podremos tener una buena gestión emocional. No censuremos, ni reprimamos lo que sentimos. Dejemos que pase a través nuestra, acogiéndolo, sea lo que sea que estemos sintiendo, no juzgándolo e intentando aceptarlo y comprenderlo. Con la alegría, la satisfacción, el gozo… es muy fácil pero cuándo llega el pesar la angustia el odio la ira… ya nos cuesta más. Parece que no queramos ver que eso también forma parte nuestra.

La sombra, lo escondido, lo que no queremos que nadie vea pero solamente acogiendo estas emociones podremos ser completos/as y podremos aprender a que no se conviertan en obstáculos insalvables en nuestra vida, que cursen con una enfermedad por no haber sabido detectar a tiempo, aquello que el cuerpo ya nos avisaba lo qué nos estaba pasando.

La realidad siempre es la que es, pero somos nosotros/as quienes determinamos la importancia y el tiempo que queremos darle a eso que está sucediendo. Y ya por último deciros que cada día está en nuestra mano, decidir si elegimos ser felices.

A pesar de todas las circunstancias que nos toquen vivir, agradezcamos lo bueno que tenemos en la vida y aceptemos lo que no podemos cambiar. Estas dos actitudes nos llevarán a emociones muy positivas, racionales o irracionales, pero lo importante es dejarse sentir.