Hoy me enfrento de nuevo a un papel en blanco. Al principio da vértigo, pero poco a poco van saliendo las palabras que se van entrelazando las unas con las otras, dando paso a las ideas y a las frases que las contienen, que más tarde se convertirán en párrafos y finalmente, junto a las imágenes significativas buscadas con cariño, harán que el post o artículo quede finalizado.

El papel en blanco es como cuándo nos enfrentamos a algo nuevo en nuestras vidas, un nuevo trabajo, una nueva relación sentimental, una nueva amistad, una nueva ciudad o país, un nuevo hijo, un nueva etapa en nuestra vida… Hay tantas novedades a las que tenemos que hacer frente a lo largo de nuestra existencia… todas tienen algo en común, hacen que nos enfrentemos a lo nuevo, a lo desconocido, a nuestra incertidumbre e incluso a veces, a nuestros miedos más profundos. 

Son retos que nos va poniendo la vida y que conforme los vamos superando, también vamos adquiriendo más confianza en nosotros mismos, nos vamos volviendo más sabios y encontramos más herramientas para enfrentarnos a nuevos desafíos. La vida es un continuo aprendizaje. Si lo vivimos desde la mentalidad del alumno, del aprendiz y no desde la superioridad prepotente del que se cree que todo lo sabe y que ya no tiene nada qué aprender. 

Y de nuevo me enfrento al papel en blanco. Muchas ideas se agolpan en mi cabeza, pero he de darles un orden para qué resulten congruentes y tengan algún sentido para quienes me leéis, no es fácil, ya que siempre quiero dar un contenido que sirva para algo. Qué no sólo sea cubrir el expediente semanal. Que sea un reflejo y se plasmen vuestras vivencias, qué os sirva para crecer, para aumentar vuestra autoestima y seguridad personal, que en una palabra leerlo os sume y os haga pasar un ratico, entretenido y a la vez productivo.

A la vez trato de utilizar el lenguaje inclusivo sin tanta@ u otros y otras etc. lo que aún me complica más la tarea, pero me parece que sin llegar a extremos de rizar el rizo, es algo muy importante para que la sociedad avance en la integración de hombres, mujeres, personas trans o no binarias o todo lo qué nos sintamos. Que haya una aceptación por igual de todas las personas sin importar su género. Creo que queda mucho por hacer en este sentido. Y vienen partidos políticos retrógrados qué aún dificultan más la tarea y tiran por tierra todo lo que tantos años esfuerzo y dolor está costando construir en la búsqueda de la igualdad.

No digo lucha ya que no me gusta de término me lleva a la violencia y la agresividad. Prefiero búsqueda, que nos retrotrae a la indagación y el interés por encontrar algo de valor en éste campo que nos ocupa. Recuerdo cuando me formaba como Educadora y los profesores nos hablaban en femenino por qué sólo había dos chicos en clase, o cuando el profesor de teatro se denominaba a él mismo en femenino y decía nosotras cómo una forma de apoyo a la mujer. Son ejemplos que se me han quedado muy gravados y que nunca voy a olvidar, aunque en el momento me chirriase escucharlo, enseguida me acostumbré y vi que esa forma de hablar era necesaria y ejemplarizante para que la mujer no quedará en un segundo plano.

Ahora que estamos viviendo el horror de los talibanes y vemos como cosifican a las mujeres, nos damos cuenta de cómo cada detalle es importante para no dar ni un sólo paso hacia atrás. Os animo a sumaros en ésta importante causa y a abrazar el feminismo no cómo una superioridad hacia el hombre ni cómo un desprecio, que eso no tiene nada que ver con el término sino como una igualdad tan necesaria en éstos momentos convulsos.
Y esto es lo que ha quedado hoy al enfrentarme al papel en blanco y superar el vértigo de ponerme de nuevo a escribir. Espero os haya aportado un nuevo granito de arena en vuestras vidas.
Igual para algunos, una piedrecita incómoda en el zapato que les incite a reflexionar.
Y a ver cómo se sitúan frente a la mujer , o a la no mujer, y frente a la vida.