Creemos que si cumplimos nuestras metas y llegamos a nuestro objetivo y lo materializamos, ya estará todo hecho, no es así. Las metas conllevan obstáculos que hay que superar, cada vez que superamos uno, nos acercamos más a lo qué queremos conseguir.
En el camino nos vamos empoderando y nos vamos transformando en la persona que queremos ser. Maduramos, nos sentimos más seguras/os. Nos vamos sintiendo cada vez más capaces.
La meta es la escusa que nos pone la vida para la autosuperación. Por ello es algo infinito se consigue una y vamos a por otra y eso nos hace sentir más vivos. Yo por ejemplo éste fin de semana lo he experimentado en carne propia.
Tenía que ir a Madrid por un tema de artes escénicas, y me daba pavor el metro. Me encontré que mi amigo no podía estar pendiente de mí. Y que tenía que coger 6 todos los días.
Imaginaros cómo estaba. A medida que lo iba haciendo me costaba menos y me sentía mejor. Tuve que superar muchos obstáculos y al final conseguí llegar a mi meta.
Y Eso me hizo sentir muy bien conmigo misma había superado mis miedos había crecido. Me dieron ganas de volverme a mí pequeña y segura ciudad. Pero esto era inadmisible y me tenía que enfrentar a lo que tenía entre manos. Ánimo y a lanzarnos a por lo que nos emociona que es la sal de la vida.