Cómo nos sabe sacar de quicio, cómo conoce nuestros puntos débiles, cómo llega a desmotivarnos hasta dejarnos anuladas y sin fuerzas. Pero hay una buena noticia, si aprendemos a detectarlo, podremos pararlo a tiempo de que no consiga cambiar nuestro estado de ánimo, si nos damos cuenta de cuáles son sus mensajes dañinos, sus insultos, descalificaciones, de cómo nos boicotea y nos juzga, habremos comenzado a ganar la batalla, si sacamos fuera de nosotras todas éstas frases tóxicas, las escribimos y las sustituimos por otras que nos animen, nos den fuerza, nos señalen nuestros éxitos pasados y nos impulsen a alcanzar nuestras metas.
Ya tendremos una potente herramienta y ese crítico interior dejará de tener tanta fuerza y se volverá más comprensivo y respetuoso. Qué importante es cómo nos hablamos a nosotras mismas, hazlo cómo lo harías con tu mejor amiga. ¿Verdad que a ella no la tratarías tan mal? Pues en eso consiste, en tratarte a ti igual de bien que le tratarías a ella. Tenemos que desmontar esos comentarios desmotivantes, que vienen de ese tirano que todas llevamos dentro y lo primero es saber en qué momentos se desencadena todo su poderío, y cómo lo podemos desactivar para que vaya perdiendo fuerza y nos deje por fin brillar.
Una vez que sabemos cuáles son sus armas y cuándo hace de las suyas, es más fácil poder hacerle frente, sustituyendo todos esos mensajes negativos por otros que nos empoderen y nos hagan sentir valiosas. No olvidemos que todas lo somos sólo por el hecho de estar aquí, de ser. Somos únicas e irrepetibles y eso no lo debemos olvidar nunca. Hoy hablo en femenino pero si algún hombre me lee, espero no se sienta ofendido y sólo lo adapte a su género, esto es para todas, todos y todes, ya que nos afecta al género humano en su totalidad.
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