Cuando tememos que algo malo nos puede ocurrir tenemos algún problema o preocupación qué nos hace tener una sensación de miedo e incertidumbre. Una técnica para poder controlarlo es ponernos en lo peor peor que nos pudiera suceder. 

 Así nos damos cuenta de que lo que nos está pasando no es tan horrible y lo gestionamos mejor, sobre todo nos ayuda a que las emociones no nos sobrepasen.   

Se diferencia con terribilizar ya que cuándo se terribiliza se sobredimensiona la situación de manera que nos asusta aún más, pero sin llegar al máximo o a la caricatura cómo en el caso anterior, si no que se le dará por ejemplo muchas vueltas al mismo tema una y otra vez sin llegar a ver una solución.

Esto lo único que consigue es asustarnos bajándonos el estado de ánimo y no nos hace ningún bien. Cuando así, siempre podemos volver al paso uno, que nos va ayudar a hacer conscientes los pensamientos y así poder pararlos. ¡Stop! y razonarlos o cambiarlos y para eso sirve también la fantasía catastrófica.