Hola Corazones, hace mucho tiempo que no escribo, pero me gustaría retomar ese buen hábito y he decidido que sea aquí y ahora, basta de procrastinar, es hora de ponerse las pilas. Hoy os quiero compartir una experiencia que me ha sucedido recientemente. Yo normalmente trabajo en residencias con apoyos de alto nivel para personas con capacidades diversas, antes con discapacidad pero ahora éste es el lenguaje políticamente correcto.
Pues bien de repente me llaman para ocupar un puesto de la subdirección del negociado de protección del menor infancia y familia, tenía que aceptarlo ya que si no me quitaban de las listas, éste era un puesto de mayor duración, una plaza estructural que aún no estaba creada. Bien, ya me olía que no era algo dónde yo encajara, creatividad cuanta menos mejor, informática (con lo poco que me va) durante el 95% de la jornada, horario de mañanas de lunes a viernes flexible.
Me vi atrapada en un lugar dónde no podía aportar, ya que se necesitaba mucha experiencia en dicho departamento y yo no la tenía y no quise ocupar una plaza tipo funcionaria, dónde lo único que podía hacer es retrasar al equipo y enlentecer el proceso de cara a la protección del menor, bueno decidí hablar con mi jefe directo y explicarle como me sentía.
Tuve la suerte de sentirme escuchada y habló con la directora contándole cual era la situación. Posteriormente con personal, y de mutuo acuerdo decidimos no seguir adelante con la contratación. No me penalizaron y puedo seguir en la lista dónde me encontraba y en un puesto donde sí me siento eficiente y aporto lo que se necesita.
He podido salir indemne de lo que para mí era un cárcel de oro, ni por todo el dinero del mundo, merece la pena perder nuestra paz e incluso nuestra salud mental, ya que la ansiedad en un puesto así estaba asegurada. Solamente espero que encuentren una persona que se desenvuelva genial con todos los trámites que se necesitan en subdirección ya que era un nivel tecnológico muy alto.
Siento que hice lo que debía, y el aprendizaje que he obtenido es prepararme a fondo para cuándo me llegue otra oportunidad, sobre todo en el campo de la interpretación, que es otro de mis sueños y así no tener que considerarlo como algo fuera de mi alcance y por otro lado valorar en su justa medida lo que nos llega, ya que aunque tenía que ser así , a veces lo mejor no es quedarse dónde uno no se siente bien, si no ver que otra salida hay. Son muchas horas las que se pasan en un trabajo y no se trata de resignarse y seguir en la Matrix.
Que no se convierta en una cadena perpetua, que nos robe la alegría de vivir. Bueno Corazones hasta otro momento. Dicen que cuando se cierra una puerta se abre una ventana.
Aquí os dejo esta reflexión.